De libros y placer

Dejo en el suelo la mochila con el oxígeno antes de pasar por la pantalla para controlar el desgaste energético del día. Mucho consumo de glucosa,¡lo sabía! La mañana con mi madre ha sido especialmente estresante.Ese empeño suyo porque yo sea madre a los20 años.Su insistencia machacona para que siga su ejemplo: críar y críar para salvar la humanidad...
Compartir el espacio y la vida con alguien¡Ufff!!Solo de pensarlo me entra una taquicardia incontrolable.
 Paso a la ducha y me tomo los aminoácidos requeridos para recuperarme.Me tumbo y alargo la mano.Enciendo el interruptor de Paul, mi novio, que descansa en la cama, hermoso como un Apolo. El robot cobra vida y sus labios y su mano se deslizan hasta mi sexo, saciándome.
Vuelvo a apagar el interruptor y lo aparto un poco. Alcanzo con deleite el libro que reposa desde ayer en la mesita de noche.Impacientes, anticipando el placer mis dedos buscan la página marcada. "1984"de George Orvell. Estamos en el último día del año 2.084, y yo sigo enganchada a las palabras que han sido escritas hace un siglo.Cierro los ojos y me duermo con el libro encima de mi vientre.Avanzo despacio: esta lectura ha de durarme mucho.

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